La menstruación no es un castigo, es una OPORTUNIDAD. He vivido esta TRANSFORMACIÓN y quiero compartir mi camino con vosotros, para animaros a sentir el placer de ser mujer y ser cíclica.
Menstruar para mí era tan doloroso que necesitaba tomar medicación para soportarlo y a veces incluso tenía que irme del trabajo para tumbarme durante horas.
El primer día solía ser el más fuerte, en el trabajo a menudo me preguntaban si había salido de fiesta, porque mi cara era un cuadro (pálida, con ojeras… el cansancio era evidente); cuando les explicaba que no había dormido bien por la regla y que aún me dolía, quedaban impactados.
LO QUE NO PODEMOS TRANSMUTAR DESDE LO EMOCIONAL Y LA PSIQUE LO HACEMOS A TRAVÉS DEL CUERPO.
Con el tiempo aprendí a abrazar ese dolor, acogerlo con atención y escuchar lo que mi cuerpo me mostraba a gritos.
Atender lo que necesitaba liberar también desde mis decisiones, emociones y pensamientos hizo el proceso más soportable. EL DOLOR YA NO ERA UN DICTADOR LIMITANTE, SINO UN MAESTRO PARA CRECER Y APRENDER DE MI CAMINO.
Me gusta cuidar mi cuerpo los días de sangrado, darme ese amor para liberar lo que haga falta. Así, hoy en día en general tengo una regla plácida, sin síntomas o sólo molestias; los meses en que aparece dolor suele ser el primer día y puedo ver qué necesito atender para acompañar el síntoma, hecho que me permite sostenerme mejor en este proceso de renovación.
LA LUNA LLENA
El regalo más grande que he vivido en relación con la menstruación es vivirla de la mano de la luna llena.
Sangrar, soltar, liberar en luna llena es para mí una bendición, ya que toda la energía acompaña la apertura y se vuelve un momento cálido, acogedor y ligero.
Es dejarme llevar y fundirme con lo que soy en presencia, soltando con ligereza el resto. Es una celebración de la vida permitir sus ciclos.
En general vivo mi menstruación en luna llena, sólo si atiendo temas intensos para mí el ciclo se desplaza; pero sigo abrazándolo, ya que veo que necesito salir del espacio de más luz para adentrarme en las sombras que piden ser escuchadas.
Para vivir cambios hay que transitar cambios.
OS DESEO AMOR EN VUESTROS CICLOS,
Ester
